Asia consolida su liderazgo económico mundial
Por Alieto Aldo Guadagni
“Perspectivas de la economía mundial” es el informe publicado dos veces por año por el FMI, el último informe acaba de ser difundido en octubre de este año, donde señala que los 156 países emergentes y en desarrollo siguen creciendo, desde fines del siglo pasado, más que las tradicionales 40 economías avanzadas. En las últimas décadas del siglo pasado las economías avanzadas representaban casi las dos terceras partes del PBI mundial, mientras que las emergentes y en desarrollo apenas representaban algo más de la tercera parte. Hoy el mapa económico es muy diferente, ya que las economías emergentes y en desarrollo representan casi el 60 por ciento del PBI mundial, es decir casi 50 por ciento más que la parte correspondiente a las economías avanzadas.
Es importante destacar que el nivel de vida asociado con el PBI por habitante de las naciones sigue siendo muy dispar, ya que en las economías avanzadas habitan apenas 14 de 100 habitantes totales (su PBI es algo más del 40 por ciento del total mundial), en las 156 naciones emergentes y en desarrollo habitan 86 de cada 100 habitantes y su PBI representa casi el 60 del total mundial.
Los países emergentes y en desarrollo crecen más rápido que las economías avanzadas porque vienen invirtiendo más que estos países. Por ejemplo, las naciones asiáticas emergentes invierten casi el doble que los países miembros del G7 (38,9 versus 21,2 por ciento del PBI).La mayor parte de estas crecientes inversiones han sido generadas por altos niveles de ahorro interno, estimulados por reducidos niveles inflacionarios. Ningún país con alta inflación ha podido crecer de una manera prolongada.
El avance de las nuevas economías en desarrollo, particularmente China e India, se afianza año a año, se espera que China crezca en los próximos años casi el triple que los Estados Unidos (5 por ciento anual por ciento versus 1,7). Por su parte, el FMI espera que la India crezca 4 veces más que la UE. Los altos niveles de ahorro en estos dos grandes países asiáticos, donde viven 36 de cada 100 habitantes del mundo, financian altos niveles de inversión, es así como la participación de las inversiones en el PBI es en India un 43 por ciento mayor que en Estados Unidos, mientras que en China es el doble.
Las disparidades en el crecimiento económico de las naciones no son novedad, ya que una característica de la historia mundial es que las naciones no crecen al mismo ritmo. La historia registra cambios en los liderazgos económicos, por ejemplo, hacia fines del siglo XVIII el Reino Unido, gracias a su Revolución Industrial se convierte en la primera economía mundial, Lo mismo ocurrió después con Estados Unidos que desplaza al Reino Unido , después de la Guerra de Secesión.
Por eso no nos debe sorprender que el desigual avance de la producción de bienes y servicios venga cambiando año a año el mapa mundial de las actividades económicas, que está girando desde Europa y América del Norte hacia el Asia- Pacifico, por el acelerado crecimiento no solo de China sino también de India y otras naciones como Corea, Vietnam, Taiwán, Singapur, Malasia, Tailandia, Indonesia y Bangladesh. Según las últimas proyecciones del FMI el Asia-Pacifico seguirá creciendo más que el resto del mundo.
Hoy el PBI chino es 16 por ciento mayor al de los Estados Unidos, pero el nivel de vida de la gente sigue siendo mayor en los Estados Unidos; en 1980 el PBI per cápita era en Estados Unidos 40 veces mayor al chino, mientras que ahora sigue siendo mayor, pero con una diferencia muy reducida (un poco más del triple).
Es cierto que la producción total de bienes y servicios es ya en China mayor a la de los Estados Unidos, pero esta nación continúa manteniendo su liderazgo militar, además del científico y tecnológico que es la base de las mejoras en productividad. No olvidar que de las 10 mejores universidades del mundo, 8 están en Estados Unidos. Este es el gran activo de esta nación, que el FMI no mide con estas cifras.
En este reciente documento del FMI se pone en evidencia que hace años que Argentina dejo de avanzar por el sendero del crecimiento económico basamento esencial, aunque no suficiente, de la integración social de toda la población. Los recientes periodos de crecimiento han sido cortos, como el ultimo registrado entre el 2003 y el 2008; ya hace más de una década que abruman hechos negativos, entre los cuales destacamos un gran déficit fiscal, el estancamiento de las exportaciones, la ausencia de inversiones productivas, la prevalencia de empleos de baja calidad con pobre remuneración, el retroceso educativo, el aumento de la pobreza y la exclusión social y una de las mayores inflaciones del mundo moderno
El retroceso argentino en el escenario mundial es constante, su PBI equivalía al 1,3 por ciento del PBI mundial en 1980, para disminuir a 0,85 en el año 2000, 0,82 en el 2010 y 0,72 este año 2021. Si no recupera el sendero del crecimiento sostenido Argentina seguirá reduciendo su participación global, proceso de retroceso asociado a un nivel inflacionario que ya es de los más elevados del mundo.
Los asiáticos están enseñando que el motor del crecimiento económico es la inversión financiada por el propio ahorro, no como superficialmente sostienen algunos que afirman que el consumo interno es el impulsor del crecimiento. Es cierto, y este ha sido el importante aporte de Keynes, que el aumento del consumo en una fase cíclica recesiva puede ayudar a salir de una recesión, pero nunca a mantener un crecimiento sostenido. No hay crecimiento sostenido sin ahorro, inversión y aumento de las exportaciones.
Pensar en “lluvia de inversiones externas” en Argentina es una ingenuidad, no hay crecimiento sin inversión propia, y no hay inversión sin ahorro pero atención, aquí entra a jugar negativamente el déficit fiscal, ya que el déficit fiscal es ahorro negativo, es decir mientras mayor sea el déficit fiscal, menos será el ahorro y por ende menos serán las inversiones. Es decir que con gran déficit fiscal, motivado por un creciente gasto público, no puede haber crecimiento económico.
El desafío que enfrenta Argentina, en este cambiante escenario económico mundial, con un nuevo liderazgo asiático, es como aumentar sus inversiones: sin un amplio acuerdo político esto será difícil, como lo ha puesto en evidencia la historia. Es hora de estos acuerdos políticos que permitan a Argentina retomar el camino del crecimiento económico, no será nada fácil pero es el camino.